Colgó el cartel de “no hay entradas” en los días de su representación. Y no pocos premios acompañaron este trabajo del bailarín y coreógrafo Guillermo Weickert (Huelva, 1974) creado en 2013 para el Festival de Itálica, y visto en el Monasterio de San Isidoro del Campo, espacio firmemente ligado a El Cantar de los Cantares que se incluye en la llamada Biblia del Oso y sobre el que gira esta obra que transcurre a lo largo de ocho escenas. “En las paredes de ese convento se tradujo la Biblia del latín al castellano por primera vez. Y se trata de una traducción muy carnal. Me pareció muy bonito e interesante este contraste de lo sagrado y la sensualidad. El trascender del cuerpo a través del cuerpo”, declara Weickert. Casi dos años después desde su estreno, Lirio entre espinas vuelve a escena los próximos días en los Teatros Alhambra y Central, de Granada y Sevilla respectivamente. Un pequeño problema de salud de uno de los intérpretes “y el cuadrar agendas para que no hubiera ninguna sustitución” las razones del intervalo. “El lujo de esta creación ha sido el poder trabajar con las personas que quería”, explica el coreógrafo. “Y lo que hacen cualquiera de los cinco no podía resolverse desde una sustitución”.