Lleva este espectáculo tres años girando por escenarios internacionales (se estrenó en 2008 en el Gate Theatre de Londres) y continúa levantando entusiasmo, asombro y delirio a su paso. La sorpresa y un no dar crédito a lo que se está viendo, subyugan a un espectador atónito, sabedor de estar presenciando una preciada pieza de danza, teatro y acrobacia, en la que su protagonista, el creador e intérprete francés Pierre Rigal, y su presencia, carismática y creativa, se exhibe como incuestionable talento. El gran domino de su cuerpo, y una férrea técnica, suma de sus años de atletismo, danza y circo, es creadora de instantes visuales de auténtica incredulidad. La caja suspendida a unos metros del suelo, espacio delimitado por tres paredes y un techo móvil, que es escenario teatral pero también reflejo de la vida del ser humano actual, es escenografía y núcleo dramático de lo que sucede. La iluminación (cuidada hasta en el saludo final) y ambientación musical, proveen de la tensión y también el humor, con las que el individuo moderno, cristalizado en Rigal, debe o puede hacer frente a las presiones existenciales. Un amasijo de ingenio y precisión que evoca aquella enunciación que asevera que la ética es la estética.
(Publicada en Susy Q. Revista de Danza. Núm. julio-agosto 2011)