El 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, fue pretexo hace quince años para poner en marcha un proyecto que nacía con una reivindicación indispensable: proporcionar visibilidad a las artistas del ámbito de la cultura. Los porcentajes hablan a menudo sobre este hecho y no demasiado bien. Y entre los muchos frentes abiertos sobre la desigualdad de género, el de lo cultural también presenta cruzadas por resolver. Nació entonces en Madrid y al amparo de esta disparidad, el festival Ellas Crean, que en su edición de 2019, entre el 5 y el 31 de marzo, está cumpliendo tres lustros de vida. Una ventana para creadoras alrededor del teatro, la danza, la música, la poesía… con la que mostrar sus trabajos sin sombras. “El festival mantiene firme el propósito que un día le viera nacer: dar visibilidad al trabajo de las artistas y creadoras en el mundo de la cultura; un ámbito en el que era –y sigue siendo- necesario dar un impulso, porque los datos, las cifras, continúan reflejando una desigualdad persistente”, explica a este medio Concha Hernández, directora del festival. “Lamentablemente no hay objetivos cumplidos, porque a pesar de tener una Ley de Igualdad que ampara la equiparación entre hombres y mujeres, ésta no se cumple. Las instituciones deberían ser modélicas, sin embargo, la igualdad en las programaciones sigue dependiendo de voluntades individuales, en tanto esto no esté normalizado, mientras las mujeres no estén en igualdad, seguirán siendo necesarios festivales como Ellas Crean”.
En la programación artística que dibuja el proyecto, y de manera especial durante los últimos años, la danza viene ocupando un lugar sobresaliente y numerosas propuestas firmadas por coreógrafas se han visto en este marco en la capital. “Hay un compromiso ético que se convierte en obligación para quienes nos dedicamos a la gestión pública: dar oportunidades a aquellos que menos las tienen. Y este es el caso de la danza. La danza no tiene las mismas oportunidades en las programaciones, tampoco dispone de espacios bien equipados y con una programación estable, siendo como es un lenguaje universal. Sin duda hay un mensaje reivindicativo. Tenemos mucho talento en nuestro país y se tiene que conocer. Son nuestra riqueza, nuestro petróleo. También hay un deseo de acercar la danza a todos los públicos y, por supuesto, provocar emociones”, declara la directora.
En esta edición en la que Ellas Crean cumple 15 años, la danza se alza protagonista en el cartel configurado, para reforzar ese mensaje reivindicativo que se presenta, de esta manera, en varias direcciones. Al frente de la programación diseñada, la coreógrafa y bailarina Mey-Ling Bisogno, encargada de coordinar las propuestas que se verán alrededor del movimiento. “He intentado lograr una representación lo más amplia posible del panorama de la danza contemporánea actual que abarque tanto a artistas consagradas como emergentes. Y que incluya también diversidad generacional”, comenta la creadora. “El reto ha sido tener que elegir solo a diez de entre tantas coreógrafas con excelentes trabajos”. María Pagés, Lucía Marote, Matxalen Bilbao, Asun Noales y las compañías Omos Uno, Lasala y Dinamo Danza, entre otras, son las coreógrafas y bailarinas que esbozan la danza en Ellas Crean. “Cada trabajo de danza es único, las propuestas son muy diferentes entre ellas, pues cada una lleva el sello de su singular creadora. Sin embargo, el denominador común es la capacidad que tienen estos trabajos de proponer un diálogo con la arquitectura y las obras contenidas en cada museo”. Hace referencia Mey-Ling Bisogno a los espacios museísticos que acogerán todas estas propuestas, “un reto llenar de movimiento espacios dedicados a la contemplación”, apunta Concha Hernández. Y museos de la capital como el Cerralbo, el Lázaro Galdiano, el Museo de América, el Thyssen y el Museo del Romanticismo, serán escenario para la danza que arranca el 7 de marzo con Hueco, de Poliana Lima.
Al ser preguntadas por un diagnóstico sobre la visibilidad de la mujer en la danza, Concha Hernández y Mey-Ling Bisogno son muy claras. “Aparentemente es un sector donde hay una presencia de mujeres mayor que en otros sectores, pero hay una precarización muy grande, que a ellas les golpea más”. “Las coreógrafas somos proporcionalmente mucho más numerosas, sin embargo, seguimos representando un porcentaje mínimo dentro de las programaciones oficiales nacionales e internacionales. Si bien se ha notado un ligero cambio, gracias a ciertas iniciativas, no es suficiente, estamos muy lejos de alcanzar la paridad. Pero seguimos luchando”.