Leo: “En este taller-encuentro, Mónica Runde compartirá con todos los asistentes su proceso creativo para hacerlo suyo”. Pienso: ¿cómo sería informar de danza desde el proceso de creación de una pieza? Observar, estar, tal vez proponer, escuchar, anotar, redactar… y luego contarlo. Sigo leyendo: “Público al que va destinado: cualquier persona con inquietudes creativas y ganas de participar en el proceso de diseño de una performance”. Propongo la idea y es bien recibida. Pido acreditación y me lanzo.
Marco del taller: Exposición La bailarina del futuro. De Isadora Duncan a Josephine Baker.
Taller performance: Boceto efímero #5
Lugar: Fundación Telefónica (Madrid)
. Fechas y horarios: Del 19 al 22 de junio de 16´30 a 19´30h
Imparten: Mónica Runde e Inés Narváez
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Día 2
La segunda jornada de este taller-performance, Boceto efímero #5, arranca de pie. “No os sentéis”, advierte Mónica Runde. “Vamos a hacer un pequeño calentamiento”. Los cuerpos se mueven despacio. Etapa de liberación, lo llaman. Es curioso, a pesar de la palabra y de los cuerpos erguidos, se mantiene la estructura circular del día anterior, de manera espontánea, y casi todos los compañeros eligen la misma ubicación de la primera jornada. Sentada en un rincón escucho y les miro. Y pienso que esto siempre pasa. Llegar a un emplazamiento en el que ya has estado y dirigirte al mismo lugar que ya te tuvo. Yo soy de rincones. Te otorgan menos visibilidad pero la tienes para mirar la de los demás. “Habrá un nido de besos oculto en los rincones”. (Rimbaud)
“Se puede parar, soltar, enganchar”, explica Inés Narváez. “Si queréis podéis cerrar los ojos hasta que encontréis la sensación. ¿Constreñimos ahora esa liberación?”, indica Runde. Y se les propone montar una frase coreográfica. Se explica de qué se trata. Sumar movimientos, en una cuenta de 8, y en este caso, repetirla una y otra vez hasta que se tenga. “Intentad no empezar a construir el movimiento desde algo muscular, sino articular”, añade Narváez. Se palpa la diferencia entre quienes vienen de la danza y quienes no. Entre los cuerpos trabajados por el movimiento y los desarrollados en otros lugares. Pero aquí eso no importa. “Id guardando vuestra frase en mente y cuerpo y cuando la tengáis clara buscad un final para no salir de golpe”.
Suena Ölafur Arnald y Murcof. Son las 17´15h
Se arranca a trabajar en pareja y unos a otros se atan con cintas de tela que Narváez y Runde sacan de una bolsa. “Observad la frase de vuestro compañero. Después, atad zonas de su cuerpo para que la repita desde la sensación de inmovilidad”, se apunta. “La sensación es fantástica”, comenta alguien. Desde fuera, también.
Se prueban movimientos, escenas y percepciones con La bailarina del futuro en la cabeza.
Descanso y al suelo para intercambiar impresiones. Se verbaliza la posible ubicación en el espacio de la exposición que se va a intervenir con esta performance. De lo trabajado hasta el momento. Se habla del color del vestuario. De la música, del sonido. De la posible estructura. Y se intenta ajustar a lo que es viable, por recursos y significado, y lo que no.
Dan las 19´30h.
Día 3.
“Dejamos las cosas en el aula y subimos a la exposición”. Nos reciben Mónica Runde e Inés Narváez. Se trata de emplazar lo ideado en el día anterior. Visualizar lo imaginado sobre la imagen de la exposición. Brotan las escenas y con muchas de ellas, una gran fuerza óptica.
A nuestro alrededor, visitantes. Algunos unidos en grupos guiados. Dos señoras se separan del suyo para seguirnos. Cuidado con el sonido aquí. Tú recoges allí. Ella te espera aquí. Quién se puede hacer cargo del aparato de música… La performance adquiere carácter de itinerante. Una nueva propuesta de lectura para recorrer la exposición. A las 17´15 volvemos al aula.
Se delimita con cojines el lugar, intentando recrear los espacios expositivos que se van a intervenir. Y al tiempo que se dibuja la performance con los cuerpos, surgen conceptos que solo encuentran significado sensato en este contexto. “¿Probamos el mar?; “Wagner recoge el chorizo y luego se lanza al agua”; “Shakira ya debería estar por aquí”; “Las caras de Viola funcionan mejor con Gonzalo detrás”. Bella imagen, ésta.
Se confirma que las palabras también estarán presentes en la configuración de la performance Boceto efímero #5. Y se irán con cada visitante-espectador que así lo quiera. Me ofrezco para recorrer en solitario la exposición y buscarlas. Y mientras vuelvo a la muestra y la paseo en solitario, pienso en el fantástico proceso de búsqueda de palabras que regenta mi vida. En el Doctorado de Semiología, hace veinte años, decidí que “pertinencia” era mi elegida. Apunto en mi cuaderno entre la tiniebla de la exposición: arquitectura; kinesfera; vaivén; sonoridad; movimiento; isadorable; futuro; miedo; expresionismo; atleta; desmelenada; individuo; horizontal; vodevil; Edison; salvaje; liberación; mujer. Así, con puntos y comas. Vuelvo al aula y consulto mi móvil en el camino. Me encuentro con la noticia de la decisión de la Audiencia de Navarra de poner en libertad provisional a quienes no deberían tenerla. Me viene de golpe otra palabra: indignación.