Diez mujeres de la escena reflexionan sobre desigualdad de género, sexismo y herencias patriarcales para UNBLOGDEDANZA.
El entorno profesional de la danza no escapa, como no lo hace ninguno, a las desigualdades de género que afectan a las mujeres y pasan por diferentes cristalizaciones de sexismo, a menudo, cotidiano. Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo, resulta oportuno preguntarnos por las maneras en las que la desigualdad afecta al entorno de la danza. Con el propósito de crear un pequeño gran mapa de reflexiones y ejemplos concretos, que contribuyan a la disolución de lo que acontece y por lo tanto, a poder construir una radiografía futura diferente, diez mujeres de la coreografía, la interpretación, la docencia, la programación, la gestión y la comunicación alrededor de la danza, han atendido la llamada de este medio para pronunciarse a través de estas dos preguntas:
1- ¿Cree que las mujeres, por el hecho de serlo, sufren algún tipo de desigualdad o herencia patriarcal en el desarrollo del trabajo alrededor de la danza?
2- Cite algún caso concreto en el que haya ocurrido.
LUZ ARCAS.
Bailarina y coreógrafa. Directora de La Phármaco.
1- Por supuesto. Y además me pregunto si en el caso de la danza no deberíamos añadir que esa herencia es, sobre todo, homopatriarcal (un resultado distinto de la sociedad patriarcal). Creo que es un debate incómodo que, hasta donde sé, nunca se ha planteado públicamente.
A pesar de que hay muchas más mujeres que hombres dedicándose a la profesión, son ellos los que han estado al mando, hasta ahora, de las grandes instituciones, compañías y programaciones, y se ha generado un tipo de cánones estéticos femeninos muy dañinos para nosotras; también de conducta, roles sociales que nos asignan un papel secundario, marginal y obediente. A las mujeres se les permite hacer, pero en sus compañías privadas con, casi siempre, propuestas de menor formato y menor proyección. Nos cuesta mucho más tiempo y esfuerzo encontrar nuestro lugar, tenemos que demostrar más que ellos.
Evidentemente, hay excepciones (la generalización conduce siempre al fracaso) y cuando hablamos de jerarquía patriarcal (en todas sus manifestaciones) hay que matizar y aclarar que es un sector específico el que las alimenta; existen hombres que no pertenecen a estas jerarquías, que incluso las sufren como nosotras. Conozco a infinidad de ellos. Al igual que hay mujeres que se benefician y contribuyen a que sigan existiendo: maestras de danza, repetidoras de coreógrafos, primeras o terceras bailarinas, incluso coreógrafas que son más implacables con las mujeres que sus maestros.
2- Tengo la suerte de trabajar en mi propia compañía donde intento generar ambientes humanos en los que convivan personas con un diverso abanico de preferencias sexuales en la admiración mutua y la igualdad sin matices. Es una cuestión de modelos y de principios.
Algunas de las veces que he entrado en contacto con instituciones de danza oficiales (centros de enseñanza, compañías, teatros, festivales), sí me he encontrado con desconfianza y paternalismo, sobre todo como mujer directora y coreógrafa. Otras, por suerte, me he encontrado con respeto y un tratamiento impecable.
Confieso que me preocupa que se recurra, artísticamente, a temas de género porque estén de moda; pienso que son lavados de conciencia que no provocan transformaciones políticas ni sociales y que son rápidamente absorbidos por el sistema como producto cómodo y fácil (políticamente correcto) de consumo.
Vivimos en un mundo puritano y censor que convierte cualquier pensamiento profundo en eslogan publicitario y a los disidentes en cabezas de turco. El feminismo no puede contribuir a esto.
NATIVIDAD BUIL.
Directora del Festival Trayectos. Danza en paisajes urbanos.
1- El hecho de gestionar programas, proyectos o cualquier otra acción alrededor de la danza implica, como en otras artes escénicas, rigor, profesionalidad, seriedad, compromiso… cuestiones que nada tienen que ver con ser mujer u hombre. Y lo que me he encontrado es a muchas mujeres trabajando en esa gestión de proyectos desde la cercanía, el encuentro, el cuidado, y a los hombres (casi siempre ) los he visto en los espacios de decisión última.
2- Actitudes paternalistas y displicentes y en alguna ocasión comentarios fuera de lugar, uno de ellos que en este caso me gustaría señalar, fue hace unos diez años y a veces me resuena en la cabeza, hago un ejercicio de memoria para ser lo más fiel posible a lo que escuché tiempo atrás por teléfono: “entonces, esa compañía que dices de danza contemporánea, habrá chicas que serán majas y enseñarán garra, no?“. Ahí lo dejo.
BEATRIU DANIEL
Productora artística y gestora cultural especializada en danza. Codirectora del proyecto Explica Dansa.
1 y 2- La danza me habita para sentirme más persona y vivir las desigualdades de género con rabia y a la vez responsabilidad. Me siento afortunada porque he colaborado en equipos donde todas y todos fuimos una, aunque quizás fue así por mi inconsciencia y por asumir un rol dúctil, práctico y resolutivo. Mi entorno de la danza vivido desde la gestión artística y la producción ha sido bastante cómodo. He perdido pocas horas con las masculinidades que me sacaron voz o no me miraron. Pongo distancia y me surge compasión.
Como heredera de la desigualdad de género también he pasado por diversidad de molestias: desde correr por la calle para escapar de una amenaza o infortunado piropo, a no entender ciertas reuniones con mayoría masculina, o a preguntarme sobre por qué las mamás perdonan y ven con mejores ojos a sus hijos hombres.
Vivimos el momento de asumir más consciencia, de construir otros saberes para desmontar estructuras de poder. De buscar cómo nos relacionamos con el otro desde la igualdad. Surgen preguntas: ¿la masculinidad como algo a extinguir? ¿Cómo se construye un nuevo sujeto en esta nueva era?
SARA ESTELLER
Periodista especializada en danza. El Hype. Recomana.
1- La mancha aceitosa de la desigualdad de género se expande ilimitadamente a todos los ámbitos de la sociedad, también al periodismo y al mundo de la danza. Junto con la desigualdad por origen, clase social, formación y otras, la de género está presente a veces de manera más sutil y otras más clara en nuestro ámbito; no es la única que se ejerce, aunque sí la que potencialmente afecta a más personas. Lo que también veo es a mucha gente, compañeras y compañeros, con las ideas claras en el sentido de no ceder ni un milímetro en lo que es justo e igualitario. La toma de conciencia se manifiesta tanto en las decisiones individuales como en las grandes muestras colectivas de toma de posición para seguir exigiendo igualdad total: la herencia recibida es pesada y correosa.
2- Los años que trabajé como responsable de prensa de un centro coreográfico y de un festival se me presentaba muchas veces por parte de la gente del entorno político del centro como la “chica de prensa”, mientras que a un homólogo masculino se le presentaba como el “jefe de prensa”; chica frente a jefe, creo que es un ejemplo claro que no necesita más explicaciones.
MARÍA DEL MAR FUENTES
Coordinadora del Circuito de Danza y Teatro y los Encuentros de Creación de la Red de Teatros Alternativos.
1- Sí. La herencia heteropatriarcal te coloca, como una pieza, dentro de un sistema. Determina cómo te ven algunas personas, dónde te sitúan dentro de la organización. Es la norma que puede hacer que la mujer que trabaja junto a un hombre que habla más, la convierta en interlocutora no válida, eslabón no necesario para llegar a acuerdos o tomar decisiones. Puede llegar a invisibilizar el trabajo y minimizar el poder de gestión de algunas mujeres.
2- De una manera general, hay personas que prefieren hablar con hombres para solucionar sus dudas o problemas. Hay mujeres que, en ocasiones, optan por no hablar.
ELVIRA GIMÉNEZ
Periodista. Codirectora de la Agencia de Comunicación CULTPROJECT
1- La desigualdad que sufrimos las mujeres no conoce excepciones profesionales. La danza cuenta además con la imposición social de estrictos estereotipos físicos que durante la maternidad aparta a las mujeres de los escenarios, hace invisibles sus cambios corporales y en algunos casos invalida a las creadoras como si tuvieran una enfermedad.
2- Cuando estaba haciendo la campaña de comunicación de uno de los espectáculos de La Phármaco y explicaba a la prensa que Luz Arcas había decidido bailar embarazada para visibilizar que los cambios que la maternidad trae a nuestros cuerpos no nos impiden seguir, me encontré con hostilidades e incluso comentarios frívolos en nuestro entorno.
CARMEN GIMÉNEZ MORTE
Docente. Catedrática de Análisis y práctica de repertorio de danza contemporánea.
1- A pesar de ser mayoría las mujeres en los estudios de danza, tanto docentes como alumnas, y en las compañías de danza clásica, creo que en danza contemporánea y en flamenco hay un número similar de profesionales entre mujeres y hombres. Pero si nos centramos en la creación, en la coreografía, hay mayoría de hombres en cualquier estilo de danza escénica. Diría que en la creación y en la conservación del repertorio de danza hay una herencia heteropatriarcal, pues el número de practicantes y profesionales son mujeres, pero quienes firman las creaciones y dirigen las compañías, suelen ser hombres.
2- Ante la concesión de una beca de estudios en una importante escuela europea, se otorga antes la oportunidad a un bailarín con un nivel técnico más bajo, que a una bailarina con un nivel técnico más alto. Seguramente por la falta de chicos, hay estudios en diferentes países europeos sobre ello.
MAR JIMÉNEZ
Coordinadora del Festival Dansa València.
1- Aunque se conciba como una profesión feminizada – solo hay que asistir a cualquier audición para ver que el número de mujeres es mucho más elevado que el de hombres- el protagonismo de las mujeres en la danza no se mantiene cuando hablamos de dirección y creación coreográfica, y no es solo una cuestión de número, sino de la escasa visibilidad de ellas. Pero si además hablamos de la presencia de las mujeres en el campo de la gestión de instituciones culturales la desigualdad aumenta notablemente.
2- Pese a que en los últimos tiempos se están produciendo cambios hacia una mayor igualdad, parece que algunos entienden que la presencia de mujeres en lugares de responsabilidad se debe a que ellas ocupan esos puestos por su condición de mujer y no por su valía profesional. “Estás coordinando Dansa València por ser mujer”, he escuchado en más de una ocasión…
LAURA KUMIN
Directora del Certamen Coreográfico de Madrid y Paso a 2.
1- Sí. No hemos llegado todavía a un reparto más justo de puestos directivos aunque la situación va cambiando paulatinamente. Las dinámicas de base empiezan a abrirse pero las estructuras de poder todavía se rigen por patrones muy heteropatriarcales en cuanto a la toma de decisiones, en muchos casos incluso cuando lo puestos están ocupados por mujeres. Es complejo todavía que diferentes maneras de entender el trabajo se respeten y dialoguen en igualdad de condiciones.
En muchos casos hay una diferencia salarial que todavía se aplica a la mujer, aunque sea ilegal. Tiene más que ver con los baremos que se aplican, fuera del funcionariado. Los estilos de dirección en las grandes compañías todavía tienen un importante trabajo de adaptación pendiente. Todo está en proceso, pero va demasiado lento, especialmente al subir las escalas de poder. Está por conseguir no solamente mayor equidad entre géneros pero también una pluralidad de estilos de trabajo. Dentro de la escena independiente hay más apertura en este sentido, más democracia, decisiones compartidas y consensuadas (y también menos recursos económicos).
2- En mi caso lo he vivido en ocasiones, tanto en instituciones públicas como privadas en cuanto a estilo de dirección y comunicación, en algunas situaciones de forma despótica, con maneras de liderar desde la imposición, el ninguneo o la arrogancia que no sólo me afectaba a mí sino a compañerxs. Hoy día creo, y espero, que no se toleraría, pero en esos momentos no hubo dónde quejarse ni estaban receptivas las personas que podrían haberlo parado. En un caso concreto, en una empresa privada con un caso de acoso hacia mí y otros compañeros que no se tomó en serio y terminó minando todo el proyecto. A mí me faltaba un trabajo de autoestima y afirmación, y creo que si pasara ahora mi reacción sería muy distinta.
Como mujer, y extranjera, me tocó intentar trabajar durante muchos años en contextos cuyos códigos desconocía, con hombres con los que me costó muchísimo conseguir una escucha y un respeto. Hubo muchos momentos de desencuentro cultural y sentí enorme frustración. Los estilos de trabajo tenían patrones que no eran míos. Me daba la sensación de que había luchas de poder por todas partes, visibles y en algunos casos no tanto. Quería dedicarme a hacer mi trabajo lo mejor posible y no distraerme con Me parecía que había otras maneras de comunicar y trabajar. ¿Tenía que desarrollar una mala leche para hacerme validar? Aunque siempre hay excepciones, tenía la sensación de que había muy poca voluntad de escucha hacia mí, y mucho menos aún si no me expresaba con el mismo estilo que ellos, algo que me era ajeno, y que encima, no me gustaba.
Aunque no busqué crear un equipo mayoritariamente de mujeres, actualmente es así y creo que encontramos un estilo de trabajar que es distinto al que yo tenía que enfrentar durante tantos años. Creo que la tónica va cambiando, pero mi lado más cínico sospecha que esta apertura esté de moda y me pregunto cuánto tardaremos hasta que estos cambios sean profundos y duraderos.
Toca reflexionar sobre tantos aspectos de la danza desde una perspectiva feminista y de mujer, especialmente en un arte en el que el cuerpo está sujeto a patrones estéticos y estilos de trabajo que han sido regidos desde una perspectiva heteropatriacal. Toca repensar los patrones de género para que las personas construyen su identidad con mayor libertad. ¿Qué significa esto desde el cuerpo moviente? Las posibilidades son muy amplias y la danza es un campo especialmente susceptible para explorarlo y comunicarlo a través de la relación empática con el público. Esta relación es, precisamente, uno de las ventajas instrínsecas de la danza a la hora de abordar ideas. Explorar, investigar, abrir nuevos terrenos….la danza es ideal para plantear preguntas y barajar múltiples respuestas.
¿Qué decir sobre la estética del cuerpo en la danza profesional, que ahora empieza a entenderse de una manera más abierta?¿Qué relación tiene con los cánones de belleza establecidos desde una perspectiva patriarcal y asumido por las mujeres? Toca pensar en qué significa ser virtuoso y cómo se aplica a la hora de crear e interpretar? ¿Dónde está los límites entre un entrenamiento riguroso y el abuso, por parte de directores o de una misma?
¿Cómo se refleja desde la danza nuestras ideas sobre cómo relacionarse con nuestro entorno y nuestra comunidad? Cada idea abre nuevas preguntas, nuevas maneras de moverse y de movernos, en cuerpo y en pensamiento. La danza propone comunidades de personas que se mueven y que cuestionan. Cuestionar es moverse.
BÁRBARA SÁNCHEZ
Bailarina y coreógrafa.
1- Claro, como en cualquier otra profesión, y eso que es un mundo donde hay más mujeres que hombres. En la danza, la objetualización de la bailarina es mucho más fuerte que la del bailarín, por ejemplo. La bailarina sigue representando en el imaginario colectivo «ese bello objeto de deseo que se mueve con gracia, que es toda etérica pero que no tiene muchas luces». Otra herencia heteropatriarcal que sigue resonando es la de la «bailarina loca». A los bailarines masculinos no se les aplica ninguna de estas acepciones. El bailarín hombre puede ser «maricón», pero no es tonto, ni está loco en el sentido que se le da a las mujeres (estigma femenino por excelencia). El bailarín es un tipo que baila bien y por tanto es un máquina, o que baila mal y punto. Después, en el tema de las coreógrafas o directoras de escena, ellas tienen que seguir demostrando su valía mucho más que sus compañeros masculinos, tienen menos oportunidades que ellos a pesar de que hay más mujeres creando que hombres y les cuesta más que se las reconozca como artistas que hacen obras buenas y en serio, porque lo reconocible sigue siendo «la bailarina y el coreógrafo», «el pintor y la modelo», «la actriz y el director», «el jefe y la secretaria», etc… Aún pasa, que un creador hace un trabajo arriesgado y se toma en serio, pero si una creadora hace un trabajo arriesgado (sobre todo si no está arropada por un hombre de alguna manera) es que está muy loca. Esto pasa porque todavía no se ha conseguido del todo dar el valor ni el respeto suficiente a la perspectiva creadora de las mujeres. Después, en la dirección de centros de creación, conservatorios, festivales y teatros pasa lo mismo. Están la mayoría en manos de hombres, así como en los carteles de programaciones sigue predominando en número los artistas masculinos. Y para acabar, apuntar el tema de la falta de reconocimiento a los nombres femeninos. Sin ir más lejos, el Conservatorio de Danza de mi ciudad (Sevilla) se llama “Antonio Ruiz Soler», y no, por ejemplo, «Manuela Vargas», «Carmen Dauset Moreno» o «Carmen Tórtola Valencia» (con toda mi admiración y respeto por Antonio el Bailarín).
2- He vivido algún que otro episodio de actitudes paternalistas y en concreto una vez recibí comentarios realmente feos por parte de la dirección de un festival en un tono y en unos términos que estoy segura que no hubieran sido los mismos si hubiera sido un hombre o hubiera estado acompañada de un hombre.