Entrevista a Pepe Vélez, director del Festival Cádiz en Danza. Hasta el 16 de junio en varios espacios de la ciudad.
Desde el pasado día 9 y hasta mañana 16 de junio, Cádiz está acogiendo la edición número 17 de uno de los encuentros más notorios con la danza contemporánea en la escena del país. Es pulsómetro de la actualidad del momento, pero sobre todo, como dice su director Pepe Vélez, es comglomerado de “sensaciones y percepciones alrededor de la danza. La vida misma”. La pasión de Vélez alrededor de este arte se presenta clave en el carácter del festival. A través de ella descubre nuevas propuestas y pegado a ella, las explica cuando un trabajo le toca. “A la hora de dibujar el Cádiz en danza intento que la paleta sea muy variada y que llegue a las tripas y al corazón. Que el puzzle sea armónico y que produzca percepciones diferentes cada día. No quiero un festival especializado y críptico. Quiero un festival interesante y que haga feliz. A los artistas y al público”.
Unos y otros, creadores y espectadores, configuran los dos ejes principales de esta muestra. Sobre los primeros, han pasado por la ciudad andaluza trabajos de Mal Pelo, Montón de Paja y Trigo, Daniel Abreu, Sharon Fridman, encargado de abrir el festival con su trabajo All ways, Poliana Lima, Otra Danza, Denis Santacana y Quim Bigas, entre otros. Sobre los segundos, conforman un auditorio fiel desde hace años, que dibuja rincones y plazas de Cádiz alrededor de los espectáculos programados, en calle y sala, muchos de ellos gratuitos. “El festival tiene cada vez más público y es indicador de que no vamos por el camino equivocado”, explica Pepe Vélez. “Estamos trabajando con dinero público y tiene que revertir. Y estoy muy contento porque la ciudad se presta a la comunicación que se le propone desde el festival”.
Al hilo de la fidelidad y respeto con la que, explica Vélez, Cádiz recibe el festival, cuenta al otro lado del teléfono el momento tan especial que se vivió al finalizar la representación de Nereidas, obra de Joaquín Collado, el pasado domingo en la Playa de la Caleta. “Eran las 9 de la noche y caía el sol. Habíamos mirado las mareas días antes, para saber que se podría realizar junto al mar. Había muchísima gente. Y cuando el espectáculo terminó, las bailarinas esperaban, ya bañadas por el agua, a que se marchara el público, para cerrar la obra. Pero el público no se iba. Tres minutos después de finalizar, la gente seguía allí. Fue una imagen maravillosa”.
Como novedad, en esta edición número 17 el festival ha llegado a los colegios e institutos, “una espinita clavada desde hace tiempo porque en estas fechas son malos días por los exámenes”. Y a través del trabajo Billie Jean, de La Intrusa, interpretado por Agnes Sales y Gisela Roset, los más jóvenes han podido tener un contacto directo con la danza contemporánea que ha ido en su busca. “El encuentro se hizo durante el recreo y después del bocadillo y la experiencia ha sido tan positiva que el año que viene queremos empezar a trabajar con ellos desde una semana antes del festival”.
Clases magistrales y talleres completan la programación del Cádiz en Danza al que aún le quedan dos días de propuestas en los que se verán trabajos de Marco Flores, LaSala, Los Moñekos y Sol Picó, que clausura con Dancing with frogs. “Yo vengo de la música y las artes y me encantan. Pero la danza es la disciplina más completa que hay, mas limpia y más honesta. Es pasión”, concluye.