Entrevista a Gustavo Ramírez Sansano. Proyecto Titoyaya. La Metamorfosis. Pre-estreno en L’ Horta Teatre (Castellar-Oliveral. Valencia) el 26 de junio. Estreno en Sagunt a Escena. Teatro Romano (Sagunto. Valencia) el 5 de agosto.
“Lo que más me llamó la atención al leer el texto de Kafka es la deshumanización de todos los personajes alrededor de Samsa y eso es lo que he tratado de cristalizar en la escena. La gran dosis de egoísmo que tienen y que, lejos de intentar comprender lo que supone para el propio Samsa este drama inexplicable, sólo piensan en sí mismos, sin rastro de empatía, piedad, compasión o amor. Por eso, he intentado llevarlos en un viaje hacia la deshumanización y la animalidad, mostrando la particular metamorfosis de cada uno de ellos”. Seis bailarines, escenografía de Luis Crespo, “con quien llevo colaborando desde los inicios de mi compañía”, y una particular visión del célebre libro del escritor checo, conforman el eje sobre el que gira la nueva pieza de Gustavo Ramírez Sansano (San Fulgencio, Alicante, 1978), que lleva por primera vez, en su amplia trayectoria como coreógrafo, un texto literario a escena. “Para mí es un reto inspirarme en un texto y empecé una búsqueda de autores que hayan constituido un referente para la literatura universal reciente, y que a su vez la obra me permitiera a mí en particular, moverme entre la frontera de la abstracción y un cierto surrealismo, que es en el terreno en el que me gusta profundizar cuando puedo investigar”.
El próximo 5 de agosto será cuando el nuevo trabajo de Gustavo Ramírez Sansano, La Metamorfosis, vea la luz en el marco del Festival d’Estiu Sagunt a Escena. Supone este hecho un nuevo estreno al frente de su compañía, Proyecto Titoyaya, fundada en 2006 junto a Verónica García Moscardó. Pero también, la presencia en escenarios de este país de un creador que ha forjado gran parte de su trayectoria fuera. “Y el apostar por un proyecto en el que creemos y que queremos sacar adelante, pese al panorama general”, apunta el creador. Esta nueva obra de Gustavo Ramírez, comenzó a gestarse cuando el coreógrafo y bailarín dirigía la compañía Luna Negra Dance Theater de Chicago. “De hecho, esta pieza hubiese sido mi próximo estreno americano, y se quedó en el aire tras la disolución de la compañía en 2013…”. Una prestigiosa agrupación que reclamó la actividad de Sansano en 2009 y en la que el creador ha estado al frente hasta su desaparición, por motivos económicos, hace ahora un año. “Es triste observar, a veces, cómo las personas responsables de determinadas entidades u organismos, personas al fin y al cabo en puestos de responsabilidad, no están a la altura, no gestionan para el arte, sino para otros intereses, personales o no, ya sea por desconocimiento (en muchos de los casos) o por desinterés. Afortunadamente, ésa no es la tónica general”.
El acento internacional en la trayectoria de este coreógrafo valenciano, ha sido una constante desde sus inicios. Como intérprete ya pasó por reputados colectivos como el Nederlands Dans Theater 2 y el Hubbard Street Dance de Chicago. Y como creador, un buen puñado de agrupaciones han puesto en escena obras con su rúbrica. En la actualidad, junto a La Metamorfosis para su compañía, Gustavo Ramírez prepara el estreno de Cinderella para el brasileño Balé Teatro Guaíra. Sin embargo, no ha sido su presencia transfronteriza lo único en su extensa carrera y el creador se ha mantenido vinculado a este país desde que creó su primera obra, Fetos (1997), y ya más recientes, Retrato de Óscar Wilde (2006), Manera (2007), Lo que no se ve (2010) e Insert Coin (2013), estrenadas al frente de Proyecto Titoyaya, una compañía, la suya, a la que profesa gran atención. “Proyecto Titoyaya ha sido, desde el inicio, una plataforma donde permitirme la experimentación, donde poder trabajar libremente, cosa que no siempre sucede cuando lo haces como coreógrafo freelance para otras compañías, donde lógicamente hay otras presiones. Dentro de la trayectoria de Proyecto Titoyaya llegamos a un punto, justo antes de mi marcha a Chicago, donde pudimos reunir unas buenas condiciones para trabajar y fruto de ello fue el espectáculo Lo que no se ve (co-producido por el Mercat de les Flors, Teatres de la Generalitat y el CCCL’Escorxador d’Elx), que a día de hoy, 3 años después de su estreno, sigue siendo un referente para nosotros en cuanto al proceso de creación. Y no sólo para mí, sino para todos los que participamos en él. Ahí es donde miramos, donde queremos volver a llegar, creativa y artísticamente hablando y La Metamorfosis supone el siguiente paso para alcanzarlo”.
Publicado en Susy Q. Revista de Danza. Mayo-Junio de 2014