Entrevista al director de cine Chema de la Peña por su largometraje Amarás sobre todas las cosas. Estreno el 25 de noviembre.
Amarás sobre todas las cosas, nuevo largometraje del director Chema de la Peña, rezuma danza. Cristalizada en los bailarines Eva Boucherite y Óscar Lozano, alter ego dancístico de los protagonistas; en el propio movimiento de los actores principales, Israel Elejalde y Lidia Navarro, en alguna secuencia, y sobre todo, como herramienta narrativa para mostrar el lado más oscuro de las vivencias de los intérpretes, funcionando como catalizador de sufrimientos y desesperación, en esta gran historia de amor que explora la necesidad (y disposición) de amar. «Me interesa mucho la danza contemporánea. Tiene la capacidad expresiva de poder llegar donde no lo hacen las palabras. Es el camino que he elegido para mostrar la emociones más subterráneas que transcurren entre ellos y tiene mucho peso dramático en la película», declara el director a UNBLOGDEDANZA. La coreógrafa norteamericana afincada en Madrid, Camille Hanson, ha sido la encargada de firmar las coreografías que se suceden en el film, perfectamente ensambladas en la tormentosa historia de los protagonistas. Contenedoras y espejo del padecimiento de los actores. Pero es también esta creadora, la responsable de que Chema de la Peña cayera un día rendido ante los pies del movimiento como manifestación artística. «A Camille la conozco desde hace tiempo. La primera vez, fue tomando unos talleres con ella, luego he seguido su trayectoria. En la película, la labor entre los dos ha sido muy cercana y enriquecedora. Hemos trabajado mucho con los dos protagonistas. Lidia, además, había hecho algún taller de danza y tenía experiencia», rememora de la Peña.
Rodada a lo largo de un año con la intención de reflejar las cuatro estaciones y dibujada por silencios que depositan en los implícitos, o lo no dicho, una gran carga de significado, Amarás sobre todas las cosas se presenta como una pieza cinematográfica de perfil poético, preciosista y seductora de miradas sensibles. «Según íbamos rodando, montábamos la película. Y dentro de ese proceso, me fui dando cuenta de que me interesaban mucho los silencios, los tiempos muertos. Y que a veces cuentan mucho más y tienen más sentido. El cine es pura imagen».
P- ¿Qué diría que le ha aportado artísticamente el haber trabajado con la danza?
R- Ha sido muy excitante. Camille Hanson y yo tenemos sensibilidades parecidas y nos retroalimentábamos con ideas. Creo que en el proceso se ha potenciado el trabajo de ella, como coreógrafa, y el mío, como director. Ha sido estupendo mezclar disciplinas diferentes y poder colaborar con seres creativos.
P- ¿Influye la relación que tiene con la danza en su labor como director de cine?
R- Sin duda. Mi mirada como alumno y espectador de danza me influye como cineasta. Lo noto, por ejemplo, a la hora de trabajar con los actores. El cuerpo, la mirada, te da claves para trabajar con ellos y saber cómo llevarles a una sensación a través de lo corporal. Es mucho más intuitivo y más visceral.
P- Como espectador, ¿qué le gusta de la danza?
R- Yo siempre he sido muy aficionado a la danza como espectador. Sobre todo a la danza contemporánea. Ese lenguaje no verbal que se relaciona con el inconsciente, menos racional de las personas. Y cuando se expresa en un contexto claro, o alrededor de una idea, es maravilloso. Me llena. Sigo el trabajo de Pina Bausch, DV8, Camille Hanson o Israel Galván, por ejemplo. Ahora, en el festival Madrid en Danza, me gustaría ver la Batsheva Dance Company. Y el último trabajo de Camille, por supuesto.
Con música original de Miguel Marín, asiduo colaborador y co creador de piezas de danza (también compositor de diversas bandas sonoras), Amarás sobre todas las cosas, que inauguró la última edición del festival de cine-danza de Barcelona, Choreoscope, se estrena en salas el 25 de noviembre.