Varios factores de los que convergen en el nuevo espectáculo de la coreógrafa, perfomer y bailarina Sònia Gómez (La Sénia, Tarragona, 1973), Moviments polítics, lo convierten en una especie de punto y seguido en su trayectoria. “Una nueva etapa creativa”, explica ella. El más llamativo quizá, es que por primera vez el contexto en el que se plantea el trabajo, es una situación de pura ficción. Algo completamente nuevo en el discurso de esta creadora catalana, en el que su propia vida y yo más real, han servido hasta la fecha para contextualizar, desarrollar y exponer sus montajes, que avisaban de lo autobiográfico desde el título. Yo estoy en este mundo porque tiene que haber de todo, Yo no soy nadie pero me cago en tu puta madre, Yo no hablo inglés, pero a veces me lo paso bien (piezas que dibujan la trilogía Egomotion) y Mi madre y yo, montaje interpretado por Sònia Gómez junto a su madre, son sólo algunos ejemplos. Pero ahora, nada menos que un planeta a millones de kilómetros del nuestro, será el lugar, o el no lugar, que sirva como escenario a los cuatro personajes sobre los que versa esta obra: Sònia Gómez, será el primero; Txalo Toloza, asiduo colaborador de la creadora, es el segundo; el tercero, que ejercerá de político, aún está definiéndose en el momento de esta entrevista, y el cuarto, una especie de ente-personaje de ficción. “Se trata de una reflexión sobre la política en este momento, desde el movimiento. Y aunque no hay ninguna posición concreta sobre ella, sí hay una reflexión individual de cada uno de los personajes, sobre su relación con ella. No se trata de dar soluciones ni fórmulas magistrales. Ni crítica, ni verdades. Tampoco hay carga ideológica. Por eso he querido situarlo en otro planeta, para marcar distancia. Además, así puedo descontextualizar un poco el peso de una profesión tan denostada y concreta como es la política”. Pero, ¿por qué un tema tan aparentemente abstracto como la política? ¿Por qué esa necesidad de distancia? “Todo esto es nuevo para mí. Pero viene como reacción a las experiencias con los desconocidos que experimenté con mi anterior trabajo” (siete performances individuales que se alquilaban a exclusivos clientes ofreciéndoles la oportunidad de vivir una acción de tú a tú y que se estrenó en 2009). “Fue un proceso muy social”, continúa la creadora, “muy interesante pero muy intenso también. Con muchísima relación con la gente, que iba conociendo el proyecto y lo iban solicitando. Y hubo un momento en el que sentí que había llegado a un tope. Se confundió la persona y el personaje. Así que elegir el tema de la política ahora, parece una consecuencia normal. Se trata de un tema alejado para mí. Que me cuesta entender, que no me toca. Y eso ha sido fundamental porque necesitaba tomar distancia conmigo misma”. Sin embargo, y aunque parece evidente este nuevo enfoque creativo que percibirá el espectador con Moviments polítics, vida y obra siguen de la mano en la trayectoria autobiográfica de Sònia Gómez, creadora pero también “chica normal y corriente”, que en el transcurso de esta entrevista acaba de estrenarse como madre y rompió aguas ensayando en El Graner. Y aunque en un principio pensó en no estar en escena con este nuevo trabajo, porque durante el inicio de la pieza ella estaba embarazada, finalmente lo hará. “No podía obviar la maternidad dentro de la lógica de mi discurso, así que de alguna manera estará ahí reflejado. Es inevitable mezclar vida y piezas. Aquí está mi madre ayudándome con el pequeño recién nacido, mientras hablo contigo de mi próximo proyecto”.
Moviments polítics en el Mercat de les Flors de Barcelona, Del 3 al 5 y del 8 al 12 de febrero de 2012
(Publicada en Susy Q. Revista de Danza. Ene.-Feb. 2012)