Crítica de Bending the walls (Fernando Hernando Magadan) / Beyond (La Intrusa. Virginia García y Damián Muñoz). Compañía de Danza LAVA. Dirección: Daniel Abreu. Ayudante de dirección: Dácil González. Intérpretes: Luis Agorreta, Javier Arozena, Emiliana Battista Marino, Samuel Déniz, Carmen Fumero y Virginia Martín. Teatro Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria), 5 de diciembre de 2018.
El pasado 2 de diciembre la escena recibía a una nueva compañía de danza nacida al amparo del Auditorio de Tenerife, incluida en el proyecto Tenerife Danza del Instituto de Artes Escénicas del Cabildo y con dirección artística del bailarín y coreógrafo Daniel Abreu. Es decir, un nuevo colectivo de danza que arroja luz en el campo del apoyo público hacia esta disciplina (tan necesitada de soportes) e intenciones de rigor y compromiso.
El 5 de diciembre en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, LAVA, que así se llama esta nueva agrupación, se presentaba por segunda vez. Solo dos actuaciones y tres meses de trabajo (la formación comenzó el pasado mes de septiembre) para acreditarse como acontecimiento reseñable de la actualidad dancística del momento. Es lo primero que llama la atención, de manera sobrecogedora y contundente, sobre la compañía. La solidez y excelencia de un colectivo formado por seis bailarines (tres de ellos canarios) abanderados de una precisa técnica y poética que cristaliza en una versatilidad realmente concluyente. Pudieron dar fe de esta condición múltiple a través de los diferentes lenguajes en los que transcurrieron las dos piezas mostradas y que en este sentido, conformaron un acertado programa doble de presentación. También en otro. El que pasa por el apoyo a la creación actual de danza contemporánea de proyección internacional.
Descendiente de la compañía Nederlands Dans Theater, en muchos aspectos, se presentó Bending the walls, primer trabajo de la velada firmado por Fernando Hernando Magadan, en las filas de la agrupación holandesa desde hace tiempo y reciente director del NDT 2. Depositario de esa danza contemporánea estilizada de exigente y evidente técnica, la pieza bucea por las dificultades y limitaciones existenciales de la humanidad, que en no pocas ocasiones encuentra su concreción en una arquitectura de la luz realmente preciosista, así como una exigente interpretación, emotiva y rigurosa siempre. La sutileza y moderación en el uso de la gestualidad (ese dedo índice) y escenografía (un incipiente muro de unos pocos ladrillos), son acierto también en esta obra que tuvo su estreno el pasado mes de marzo en el colectivo de La Haya.
Coincide la segunda pieza del programa, Beyond, creada por La Intrusa (Premio Nacional de Danza 2015) para LAVA, en situar su razón de ser en la supervivencia y la complejidad del discurrir vital, ubicado, en esta ocasión, en el interior de una nave espacial con seis pasajeros que obedecen órdenes de un foco móvil, naranja y poderoso, mientras averiguan su camino. “Sacrificio, formación, coraje… retomando el control de los sistemas”, se va escuchando mientras los intérpretes siguen instrucciones de voz y luz. Una ilustrativa y acertada proyección continua, que asemeja pequeñas ventanas por las que se cuela el exterior espacial, funciona como delicado elemento de dramaturgia y belleza complementaria. Se desarrolla este trabajo en una atmósfera de gran magnetismo y deja ver un registro corporal, enérgico y evocador al tiempo, que encuentra su vigencia en una clara identidad. No recuerda a nada, y eso se agradece.
Una puesta de largo, la de LAVA, que deja ver sensibilidad, esfuerzo y riguroso resultado.