Alejando González Iñarritu, director de Amores perros, 21 gramos, Babel o Biutiful, reconocidas como algunas de las mejores películas del cine internacional de los últimos años, se ha pasado a la danza. El resultado: un cortometraje filmado con cámara VHS (de ahí los colores y la textura que rememoran tiempos pasados) con el experimento dancístico como intención, que lleva el nombre de NARAN JA. Y aunque el corto huele maravillosamente a ejercicio (me encanta cuando el reconocimiento y la fama no impide a alguien sumergirse de nuevo en los inicios de algo), también desprende esa cruel honestidad y aridez, de pocas concesiones, que tienen sus películas. La cosa empezó porque Benjamin Millipied, bailarín y coreógrafo del que ya hemos hablado en este blog por protagonizar aquel anuncio de Air France (aquí) y coreografiar el recorrido por un apartamento cualquiera, con música de Philip Glass (aquí), invitó a Iñárritu a un ensayo del estreno de la compañía que ahora dirige en Los Ángeles. Y al cineasta mexicano le gustó tanto lo que vio (“cuando vi el ensayo, sentí una sensación de urgencia, sexo y violenta introspección”, por supuesto) que se embarcó en este proyecto que se presentó ayer mismo y lleva coreografía de Millipied. Al margen de lo noticioso que resulta el hecho de que Iñárritu se haya interesado por la danza hasta el punto de trabajar con ella desde su lugar, el estreno de este corto también muestra por dónde quiere seguir Millipied desde la L.A Dance Project, su compañía.