Crónica de un festival. Dansa València II
Conocer una ciudad a través de la danza. Ir a ver un trabajo y descubrir rincones. Pasear la mirada por lo arquitectónico antes de posarla en el movimiento.
Ayer 8 de abril, la jornada del Dansa València comenzó en el Centre del Carme Cultura Contemporània, un idílico espacio, regio y acogedor, flanqueado por claustros y rincones de gran belleza. De la más salvaje, por ejemplo, esa que proclama el festival este año bajo su lema. También la propuesta que se vio, Where is Janet?, parecía querer invocarla.
Más cerca de la instalación museística que de la escena, aunque eso dé igual, la nueva pieza de la creadora y bailarina Janet Novás sorprende en un cambio de registro que parece vertebrarse en dos planos de la performance: el de la contemplación y el acompañamiento.
En el primero, la propuesta funciona bien, Novás se manifiesta como objeto artístico para ser observado y construye paisajes coloristas entre la quietud y lo plástico, alcanzando su máximo significado con ese final abierto que nos devuelve a un tipo de audiencia identificativa de lo expositivo.
En el segundo, el acompañamiento al que parece invitarnos por algo tan personal como cuestionamientos existenciales (Novás reflexiona sobre ella misma en tercera persona, “Janet is gone”, se escucha de un alter ego robótico) se queda en un paseo de cierta fragilidad. Con el uso de la tecnología (sonido, proyecciones…) que contrasta con un espacio inmaculado, Janet Novás parece querer refugiarse, o «acercarse a lo esencial», según se lee en el programa de mano, en un yo al que le cuesta trascender, a pesar de su rica presencia y exposición, y un muy sencillo texto sobre lo bonito, que en ocasiones roza lo vacuo.
Es Janet Novás reconocida intérprete y creadora poderosa, expansiva, y aunque esa fuerza sigue presente, parece bastante claro, que al menos en este instante, se debate en otras anotaciones. Colocarse en el centro de cuestionamientos es una constante en el discurso de la coreógrafa, lo constatan piezas anteriores como Who will save me today?, Si pudiera hablar de esto no haría esto, o Mercedes y yo (desde otro lugar colectivo). También lo ha sido la búsqueda o el encuentro de cierta capitulación en sus lecturas, un considerable campo semántico de lo corporal. Pero tal vez por la distancia que se alza ante lo mirado, ya sea por cierta desconexión entre los cuadros, escenas, estaciones… que delinean la propuesta, Where is Janet no termina de cruzar a este otro lado, en principio tan dirigido a ello. O tal vez no, y tampoco se quiera.