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Crónica de la séptima edición del Festival Costa Contemporánea. Del 31 de agosto al 4 de septiembre de 2016.
Es Costa Contemporánea lugar para la danza en el sur del país. Pero también para la convivencia. Durante cinco días, del 31 de agosto al 4 de septiembre en su recién finalizada edición de 2016, artistas, alumnos, espectadores, curiosos e incluso bañistas, comparten tiempo, espacio y momentos artísticos alrededor de las actividades programadas, que cristalizan en una entusiasta agenda de clases, talleres y programación. «Los creadores, profesores y alumnos que vienen a Costa Contemporánea entran en una convivencia artística y humana durante los días de festival. Y para que eso se dé, hay que comer juntos, estar en contacto, etc. Se les proporciona un lugar para la verdadera transmisión de información y a partir de ahí, pueden surgir hasta colaboraciones», explica Nerea Aguilar, directora del encuentro. En este sentido, el festival funciona año tras año, como atrayente catalizador para la creación de experiencias alrededor de la danza. «Los alumnos suelen repetir al mismo tiempo que se van renovando», declara.
El entorno en el que se sucede Costa Contemporánea, que nació hace siete ediciones de manera tímida pero con preceptos fuertes alrededor de la difusión de la danza contemporánea, juega un papel tan destacado que es elemento esencial en el desarrollo de Costa. El Parque Natural Cabo de Gata, trasciende el significado de decorado o escenario, y lugares como la Isleta del Moro y el Playazo de Rodalquilar, son intervenidos por alumnos y profesores, trazando nuevos diálogos para la danza. Con uno mismo, con la naturaleza. En su edición de 2016, fue el bailarín y coreógrafo Jorge Jaúregui el encargado del taller al aire libre, que bajo el nombre de La intensidad de un cuerpo, congregó a ávidos estudiantes durante todas las tardes, de 5 a 7 y media, para trabajar en acciones físicas. «Definir qué haces y cómo lo ejecutas», reza en el programa. Junto a él, los creadores, intérpretes y profesores Roberto Oliván, del que cabe reseñar la profunda empatía y tono cercano destilado en sus clases, Lali Ayguadé y Julián Sicard, y la compañía Iron Skulls, que impartió el domingo por la mañana una clase magistral. Todos ellos con clases matinales en el Camping Los Escullos, completaron el cartel de instructores, forjado cada año con destacados nombres de la escena nacional y reconocimiento internacional.
La programación artística arrancó la noche del 31 de agosto con la muestra de los tres trabajos finalistas del III Certamen Mujer Contemporánea, y la entrega de galardones. Paula Quintana, bailarina y coreógrafa de flamenco, se alzó con el primer premio con la pieza Sueño 3. Un ejemplo del camino creativo que interesa a esta joven creadora, que investiga y rompe desde la sutileza, incidiendo en la estilización del cuerpo. El segundo premio, el del público y la programación en los festivales y encuentros Mes de Danza de Sevilla, Vila-Real en Dansa y PENCCA, fue para Marta Camuffi y la obra Ballata per un ananas. Una pieza a medio camino entre la danza y el circo contemporáneo, que dejó ver la interesante senda por la que transita la joven creadora, dueña de un movimiento sólido y personal. Na(ra)tive, de la bailarina y coreógrafa israelí afincada en Berlín, Shiri Lukash, recibió el tercer premio. De esta propuesta destacó la precisa interpretación y presencia de su protagonista, si bien quedó diluida en un exceso de elementos narrativos.
Continuaron las noches en el Auditorio de Rodalquilar con una variada programación cuyo máximo interés pasa por recoger un gran exponente de la creación del momento, alrededor de la danza contemporánea. Con dos objetivos claros: funcionar como pulsómetro de esa actualidad dancística y plataforma para la difusión, y trabajar en la visibilidad de la danza en el Sur del país. «Creo que Costa Contemporánea aporta un contexto en el que poder crear proyectos que ponen en valor la danza y las artes escénicas desde un punto de vista más humano. Y va creciendo, pero eso permanece», explica Nerea Aguilar. Propuestas de Roberto Oliván, la Cía. Momo, Victoria P. Miranda, que mostró un extracto de 20 minutos de su trabajo I leave the lights on, estrenado la pasada primavera en Madrid, Jorge Jaúregui, Laly Ayguadé y Julián Sicard, Camille Hanson, la joven Anna Borrás, ganadora del Certamen Mujer Contemporánea en su edición de 2015, Montón de Paja & Trigo, Pisando Ovos, Iron Skulls, Lucio Baglivo y La máquina de hacer pájaros, que presentó el espectáculo para público familiar Heliceo, concierto para 6 ventiladores y un piloto solo, en la noche del domingo 4 de septiembre, siendo esta extensión de programación otra de las novedades de la séptima edición de Costa Contemporánea, mostraron sus trabajos en Rodalquilar, congregando a un buen nutrido público, que ha vuelto a aumentar en esta entrega, según la organización del festival. «Intentamos poner mucho de nuestra parte alrededor de la programación de danza, de la creación de público, de la formación y en desarrollar herramientas para que todo esto pueda tener un mayor impacto. Pero no siempre tiene la devolución necesaria y a veces cuesta mucho», cuenta Nerea Aguilar. «En estos siete años se ha conseguido muchísimo. Por ejemplo, con la creación de espectadores. Partimos de 20 personas y ahora llenamos casi todas las noches. Creo que se está creando sensibilización en la provincia con este nuevo lugar para la danza».
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