Algo llama poderosamente la atención, al aterrizar en el primer espectáculo de Trayectos, festival de danza en las calles (en las de Zaragoza), que se ha celebrado del 24 al 26 de junio: el público paseante, ése al que suele buscar la danza cuando se tira a espacios abiertos y plazas, es el que va en busca de las propuestas y las espera impasibles. Ni el calor que ha hecho en la ciudad (en todo el país, este fin de semana), ni unos cambios imprevistos y de última hora en la ubicación de las propuestas, por causas ajenas a la muestra, desanimaron a todos esos habitantes de la ciudad, y algún turista, que iban a por sus espectáculos con disciplina y puntualidad férrea, formando numerosos grupos a modo de pequeñas marchas o manifestaciones. Con programa en mano, ya todos parecían saber dónde tenían que dirigirse y qué iban a ver. La ciudad tomada por la danza y al revés. En siete años de vida (nació en 2004), parece que el festival ha sabido contarles a sus vecinos que lo que les ofrece, (propuestas de danza contemporánea del país y de fuera), puede ser una buena opción para pasar la tarde y ampliar paisajes. Y sin duda, los habitantes de la ciudad, han sabido verlo, apreciarlo, y con el tiempo, incluso solicitarlo y buscarlo. Todo un logro de esta pequeña muestra, que puso en marcha Natividad Buil, incansable y entregada como el resto de su equipo, que aspiraba a “normalizar” la creación y exhibición de danza contemporánea en su ciudad, y que sin duda, lo viene consiguiendo.
En cuanto a las propuestas, se han visto piezas de El Punto! Danza Teatro; Matxalen Bilbao, Pilar Andrés y Leire Ituarte, Thomas Noone y Núria Martínez con un dúo en el que el coreógrafo y bailarín exhibe uno de sus registros más divertidos; Teresa Lorenzo; Proyecto D_Ruses, colectivo formado por el francés Mickael Marso y el español Jordi Vilaseca y que desarrolló una de las propuestas más interesantes del encuentro, y un nutrido grupo de coreógrafos y bailarines coreanos que, el domingo, dieron muestra de la danza que se está haciendo por el país asiático. Un intenso fin de semana dancístico que testifica la realidad de un público existente para la danza de calle.
