Crónica del Festival Internacional de Danza Contemporánea Mes de Danza (Sevilla). Del 25 de octubre al 5 de noviembre.
«Si no puedo bailar, no es mi revolución». Esta frase se escucha en la sintonía del Mes de Danza, que estrena banda sonora este año. Casi como un mantra. Una guía auditiva en los espacios al aire libre en los que se desarrolla parte de la muestra, para todo aquel que decida acercarse. Son muchos quienes lo hacen. Este festival, tras veinticuatro ediciones, puede presumir de público consolidado en la calle. El buen tiempo también fue aliado. Ciudadanos de Sevilla y turistas, a pie o en bicicleta, solos, con niños, con perros… con gran respeto en su mayoría, conscientes del contexto escénico en el que se encontraban, han arropado los trabajos presentados en calles, plazas y rincones de la capital andaluza, los primeros días de festival. Programados a partir de las 12.30 del mediodía, estos montajes distribuidos en Espacios Singulares, como se definen, han compartido cartel con los mostrados en salas como La Fundición, la Sala Manuel García del Teatro Maestranza y la B del Teatro Central, entre otros. Intensidad y variedad bien pueden ser los adjetivos que mejor describen el transcurrir dancístico de los primeros días de festival. También riesgo y apuesta. Veamos algunas de las claves que se han dado en estos días de muestra:
Programación: Como se adelantaba, entusiasta. Hasta un total de 59 funciones en 30 espacios dibujan el cartel de esta edición del festival de Sevilla, que finaliza el 5 de noviembre. Las propuestas, de dentro y fuera del país, con especial atención a la creación andaluza. Las catalanas Sonia Gòmez, con diferentes versiones de su trabajo Bailarina, y la Cía. Mudances, que por la lesión de dos de sus intérpretes tuvo que reducir las funciones programadas con Origami; las andaluzas María José Villar y dos entregas del proyecto JVlia Fadetoblack y las multipremiadas Hermanas Gestring; Proyecto Larrua, Janet Novás, y un largo etcétera. La Cía Abdel Blabla y su delicado solo Nosemnaa, interpretado por Corinne Pontana, y el proyecto euromediterráneo Shapers, que mostró el resultado final de más de un año de trabajo, con 8 jóvenes bailarines de Egipto, Marruecos, Francia y España, pusieron la pincelada internacional. De aquí y de allá. Consagrados y emergentes. La diversidad, también en los lenguajes escénicos que articulan la danza contemporánea, ha sido marca.
La calle es suya: Son clave de esta muestra los Espacios Singulares y en ellos se congrega buena parte de la programación, con formato de solos y dúos, en esta edición. Muchos de ellos, del Circuito Acieloabierto, de la Red del mismo nombre a la que pertenece el Mes de Danza. Algunos ejemplos #7FM, de Iker Karrera, uno de los más aplaudidos de la muestra; Wimbledon o la gran desilusión, de Montón de paja y trigo, divertido y eficaz; Larrua, de Proyecto Larrua, con la interpretación de Aritz López y Miguel Ballabriga como uno de los aciertos de esta pieza y De camino al otro, de Lali Ayguadé y Julian Sicard, interpretado por Ayguadé y Lisard Tranis en Sevilla, trabajo de gran belleza y coherencia. El silencio, que en principio no parece buen aliado como arranque para una pieza de calle, protagonizó el inicio de varias piezas de las que se vieron en los Espacios Singulares. Exige concentración doble y queda ensombrecido por los cientos de estímulos auditivos que se acumulan al aire libre. Sin embargo, no pareció ser problema en los trabajos Agua, de Chey Jurado, recientemente premiado como mejor intérprete en el festival Masdanza; Naufragio Universal, de Marco Vargas y Chloé Brûlé, y los ya mencionados #7FM y Nosemnaa, también con la ausencia de sonido como arranque. «Me ha encantado. ¿Hay más cosas?», comentaba una señora tras ver la propuesta de Vargas y Brûlé, el lunes 30 en la Plaza Virgen de los Reyes. Al día siguiente se la pudo ver siguiendo el resto de programación.
Mujeres y andaluzas: Cuatro coreógrafas nacidas en Andalucía, fueron protagonistas del cartel de salas de los primeros días del Mes de Danza y de ese hacer próximo a la honestidad que supone mostrar una creación sin buscar beneplácitos, ni complacencias. La creadora Bárbara Sánchez fue la primera con el solo Somewhat Paler, que se vio en La Fundición los días 27 y 28 de octubre. Irreverente, directa y cruda, su personaje oscila del humor ácido al dolor más descarnado en un trabajo que respira investigación en el proceso y verdad en la interpretación de la creadora, máxima de este montaje. Continúa la estela de creadoras nacidas en el Sur, Laila Tafur, con una de las propuestas más interesantes en estos días de muestra. Monstruo, que también pudo verse en La Fundición el 30 y 31 de octubre, reflexiona sobre identidades, personales y dancísticas, y cristaliza en un solo en el que el trabajo corporal y el de voz, van de la mano, resultando una pieza, a veces hipnótica, siempre concluyente, que deja ver la clara y franca identidad de Tafur. La joven Laura Morales, junto al músico Miguel Marín, presentó en la Sala B del Teatro Central el estreno absoluto de A full life of rivers and icy mountains, una obra mostrada en sus inicios creativos en la pasada edición del Mes de Danza, en el ciclo Creaciones en Proceso, que supone la primera obra larga de Morales. De cuidado espacio escénico y con imágenes realmente sugestivas, como la que da comienzo a la pieza, el trabajo adolece de más complicidad entre bailarina y músico en escena pero deja ver un prometedor discurso creativo por parte de la coreógrafa. Cartografías derivadas, de Helena y Julia Martos, puso en escena el mestizaje de movimiento y vídeo, en tiempo real, en un trabajo que en principio concentra más interés en el proceso que en su resultado.
Emergentes premiados. Los más jóvenes, premiados en certámenes del país como el Festival Masdanza, el Festival 10 Sentidos y el Certamen Coreográfico de Madrid, han recibido especial atención en estos días de festival. Cuatro de ellos, Roni Chadash (Israel), Howool Baek (Corea / Alemania), Cora Panizza (España) y Humanhood (Reino Unido / España), en un atractivo programa de piezas cortas en la Sala Manuel García del Teatro Maestranza, los días 31 de octubre y 1 de noviembre. Otras piezas como Good Girls, de las Hermanas Gestring y Agua, de Chey Jurado, a lo largo de la programación de la muestra. Un pulsómetro de la creación que viene que anuncia optimismo y confirma el talento naciente.