La danza, cristalizada en algunos de sus más famosos representantes, ha sido inmortalizada en numerosas ocasiones por la cámara de la fotógrafa Annie Leibovitz, que hoy cumple años (nació el 2 de octubre de 1949 en Connecticut), y en su haber tiene un extenso y preciado testimonio dancístico, recogido en libros y numerosas exposiciones. Una de ellas fue la que le dedicó en 2011 el festival americano Jacob´s Pillow, en la que se recogían más de 300 fotografías, algunas nunca vistas hasta ese momento, y con las que se podía recorrer la historia más reciente de la danza.

Mikhail Baryshnikov, con quien ha trabajado en numerosas ocasiones incluida una campaña para Luis Vuitton; Mark Morris, a quien le une una estrecha relación profesional desde hace años, e incluso Merce Cunningham, a quien conoció como vecino, antes que como coreógrafo, porque la fotógrafa tuvo que subir a casa del creador para avisarle de unas filtraciones de agua que le calaban su apartamento, han pasado por su objetivo en las últimas décadas.

En alguna de las pocas entrevistas que ha concedido, Leibovitz ha confesado su profunda admiración y respeto por este arte. Interés, tal vez inculcado por su madre (Marilyn Leibovitz), profesora de danza y directora de su propio centro de enseñanza.