A Trayectos le gusta sumar: iniciativas, espacios, ideas, colaboraciones… Y cada año, esta cita con la danza contemporánea en paisajes urbanos de Zaragoza, es muestra también, de la cristalización de una filosofía encauzada en hacer de la danza una cosa de todos y para todos. En esta línea, que el festival viene realizando desde sus inicios, y que en su recién finalizada edición ha cumplido catorce entregas, el público, ciudadanos en su mayoría de Zaragoza, pero también visitantes que saben de esta cita anual con la creación contemporánea, suelen ser foco fundamental en la programación. Así, el cartel, dibujado por espectáculos de danza contemporánea que responden a la actualidad nacional e internacional, implica y cuida a los espectadores con no pocas actividades, más allá de la exhibición. De esta pasada edición, celebrada entre el 22 y el 24 de junio, destacan varias. Por ejemplo, la propuesta de Trayectos en bicicleta que se disfrutó en la mañana del domingo 24 de junio y que proponía un recorrido por los trabajos programados, en este medio de locomoción. O el laboratorio de danza y nuevos medios, que puso a trabajar a bailarines y estudiantes de ingeniería y robótica de la Universidad de Zaragoza, iniciativa que inauguró la muestra el jueves 22, en el edificio Etopia, y está enmarcada en el proyecto europeo Smart Places. También el T/Té con Danza, que ha cumplido su segunda entrega y cede la palabra al público en unos encuentros en los que se trabaja alrededor del concepto de «espectadores responsables» (¿Tienen responsabilidad en el resultado final del acto comunicativo de la danza? Sin duda). Y la Verbena Contemporánea y Kiki Ball-Fiesta Voguing, organizada ésta última junto al Festival Zinentiendo, que llenó de color, música y baile el CSC Luis Buñuel, la noche del sábado 24. Pero seguramente, el proyecto de danza comunitaria que esta muestra viene desarrollando desde hace años, sea el ejemplo más claro de la necesidad de Trayectos por mirar a la ciudadanía y hacerla partícipe. En esta edición, la propuesta llegaba con forma de caricia. «No hay coreografía más importante que la de un abrazo», declaraba el coreógrafo y bailarín Cesc Gelabert en una entrevista. A partir de ahí, creador y festival se pusieron a trabajar y propusieron a todo el que quisiera, elaborar y enviar un abrazo, en formato vídeo. El resultado de todas las propuestas recibidas, junto al tutorial de Gelabert, pudo verse en la última jornada del domingo 24, proyectada en el Teatro Principal.